El pan milagro o el milagro del pan


    Es divertido ver cómo a veces cuanto más empeñada estás en cumplir tus propósitos, menos oportunidades tienes. Está bien...no quiero echarle la culpa a ninguna circunstancia o causa externa, porque, en definitiva, sólo depende de mi hacer. Dije que dedicaría menos horas a mi trabajo, buuuuuh, primer propósito no cumplido. Dije que dedicaría más tiempo a mi blog, otro buuuuuh, hace más de un mes que no escribo ni una entrada, y sinceramente lo echo de menos...Así que, ¿qué debo hacer? seguir empeñada en cumplir mis propósitos (¿lo conseguiré?) o rendirme...
    Y mientras ésto sigue dando vueltas en mi cabeza, y antes de que entre en reflexiones más transcendentales sobre qué objetivos tengo en mi vida, hacia dónde voy, de dónde vengo, blah, blah,blah...¿Os fijasteis en la foto?¿Qué os parece? Se me saltan las lágrimas con solo verlo...es...mi primer pan! quiero decir, el primer pan que horneo. Cada vez me quedo más maravillada de lo que puede llegar a salir de la cocina. Tiene una parte de magia, ¿a que sí? Se mezclan una serie de ingredientes, en unas cantidades determinadas, se mete en el horno y...voilà! aquí tenemos un pan.
   Este fin de semana, navegando por la lista de blogs que leo habitualmente, fui a parar con una entrada sobre el pan en el blog de Su (Webos Fritos). Y a primera vista me pareció sencillísimo cocinarlo. Os recomiendo que visiteis su blog, porque explica los principios básicos para hacer pan de una manera clara y muy sencilla (y, of course, otras muchas cosas muy interesantes).
   Así que me puse manos a la obra y empecé por el pan milagro. ¡Increíble! Sólo con harina, agua, levadura, aceite y sal sale una hogaza de pan bien rica. La primera que hice fue de pan blanco, con la receta base de Su. Pero una vez hecho el primer pan, llegó el segundo, y si no se  hubiese acabado la harina de fuerza, os juro que hubiese ido a por el tercero. El segundo fue un poquitín más "sofisticado", pero igual de fácil de hacer, le añadí copos de avena y pipas. Como dice Su, ésto se puede acabar convirtiendo en un vicio (ella lo prepara cada día...).
    La versión de este pan es sencillita, sencillita, por que no tienes que esperar ni el tiempo de fermentación que normalmente requiere el pan laudado. Supongo que el truco es poner el pan en el horno sin precalentar. Evidentemente, sospecho que la consistencia y textura del pan es diferente, pero éso para otra entrada, cuando haya dado un paso más y pruebe, os explico. Venga, empecemos. Los ingredientes:
310 gr harina de fuerza
175 gr de agua.
20 gr de aceite.
15 gr de levadura fresca
Una cucharada pequeña de sal
Nota: tanto la harina de fuerza como la levadura fresca los encontré en el súper (Mercadona). 

Bueno, manos a la obra! Primero poner la harina en un bol y deshacer el trozo de levadura fresca en la harina, con los dedos. Añadir el aceite y el agua y amasar hasta que todos los ingredientes se hayan mezclado bien. A mitad del amasado (Su habla de unos 10 minutos), añadir la sal. Y seguir amasando, hasta formar una bola. Espolvorear con harina, hacer unos cortes en la superficies (para que quede con las ranurillas que veis en la foto). Se coloca el pan en un recipiente de Pyrex con tapa, de tamaño mediano (yo tengo uno que utilizo normalmente para cocinar en el microondas) y se mete en el horno en frío, sin precalentar, a 220ºC. Su indica 40 minutos, a mi horno le llevó más tiempo. Pero básicamente tenéis que ver que el pan coge un color doradito como en el de la foto, y ya estará hecho!
Yo cociné estos dos panes para llevar a una cena de raclette, y a las chicas les encantó...Disfrutamos del pan y de toda la cena en casa de Vane, mientras hablábamos de mil cosas...
Por último, ahí va un poco de música. Una versión de "Don't stop the music" de Jamie Cullum que me parece genial, escuchad, escuchad...
Besos y qué tengais una feliz semana!


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