¿Somos lo que comemos?

 Una de las cosas que hago cuando voy al supermercado y estoy esperando en la cola de la caja, es observar lo que lleva en el carrito la persona que está delante mío. ¿Será verdad eso de que somos lo que comemos? 
La lista de la compra bien podría ser un reflejo de nuestros valores y principios en la vida real ¿por qué no?
Entonces, ¿qué puede significar que sólo cuando entro en la frutería me entra el ataque consumista y compro como si una gran hambruna estuviese a la vuelta de la esquina?
No es que lo haga cada vez que voy a comprar, porque antes de salir de casa hago una lista de las cosas que voy a necesitar durante la semana, ni más ni menos. Pero ayer... confieso que salí sin la lista y ¡arrasé en la frutería! Mi nevera ya está hasta los topes. 
Entre otras cosas, compré una buena cantidad de zanahorias. ¿Quién se puede resistir al manojo de zanahorias de la foto? Me entendeis entonces cuando digo que mi vena consumista se desata al ver esta maravilla. Y un manojo está bien, pero es que compré dos. Después de salir de la frutería, con mis tres bolsas y mi cargo de conciencia llenos, ya estaba empezando a darle vueltas en la cabeza a algunas ideas de cómo cocinar las zanahorias. Hace ya tiempo publiqué una entrada sobre una receta de crema de zanahoria e hinojo, pero quería probar algo diferente. Algo más acorde con el día de ayer: lluvioso y frío. Tenía que ser algo cálido y reconfortante. Y buscando encontré esta receta: Roasted carrot soup. Mi receta es un poco diferente, pero es realmente deliciosa.
Así que dale al play y empezamos...



Crema de zanahorias asadas (Roasted carrot soup)
 Ingredientes:
-8 o 9 zanahorias (del tamaño que veis en la foto, es decir, medianas)
-1/2 cebolla
-un trocito de jengibre (más o menos de 2 cm.)
-caldo de verduras
-1 diente de ajo grande, picado
-1 ramita de romero
-sal gorda
-aceite de oliva virgen
-pimienta
Se pelan las zanahorias y se cortan a rodajas. Se colocan en una fuente de horno, se echa un chorrito de aceite de oliva y un poco de sal gorda. Se asan al horno y cuando están más o menos hechas se pone un ratito con el grill para que cojan un color dorado.
Mientras se pone el caldo a hervir con el romero y el trozo de jengibre (no he puesto cantidad porque lo hice a ojo, pero yo creo que había alrededor de 1 litro. Igualmente si luego vemos que queda muy espeso, se puede aligerar con un poco de agua). En cuanto empieza a hervir, se deja unos 15 minutos, tapado, para que coja el sabor del jengibre y el romero.
Se corta la cebolla en juliana y se sofríe en una cazuela junto al ajo picado (el ajo se debe añadir cuando la cebolla ya está blanda, porque se quema muy rápido y daría un sabor un poco amargo).
En la misma cazuela de la cebolla, añadimos la zanahoria, y el caldo (le hemos quitado antes el trozo de jengibre y el romero) y si hace falta se deja hervir un rato más, hasta que la zanahoria esté blanda. Finalmente se tritura todo y se añade sal, si fuera necesario, y pimienta. Y ¡listos! a disfrutar.


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