La metamorfosis de un ovillo de lana


¿Cómo es posible que el simple hecho de tejer una bufanda me cueste tanto tiempo? Y tanto tiempo me refiero a años. Desde que aprendí a tejer (y de esto hace ya unos cuantos años) sólo he sido capaz de acabar una bufanda, que además me quedó corta y no la utilizo. Cada año cuando llega el frío saco del cajón mis agujas de tejer y los ovillos de lana (que siempre son los mismos, ¿por qué voy a comprar nuevos si éstos acaban otra vez en forma de ovillos y en el cajón?). Cada año es algo diferente. Los ovillos han formado parte de diferentes proyectos: sobretodo bufandas y chales, pero incluso ¡un jersey! bueno, partes de un jersey: una manga, la parte delantera, un trozo de la parte de atrás sin acabar...Y cada vez me ha tocado deshacerlos y volverlos a liar para guardarlos hasta el año siguiente.  Creo que el hecho de tejer requiere perseverancia (por mucho tiempo que te lleve, no debes desistir) y determinación (ten muy claro lo que quieres hacer, porque como a mitad del camino no estés seguro...) . Algo que, a la vista está, me falta (no sólo para tejer, si no para otras muchas cosas, por supuesto). Pero...nunca es tarde! y una puede cambiar para mejorar, ¿no?. Pues bien, propósito para este invierno, acabar una simple bufanda! ¿Seré capaz de hacerlo? Creo que es una buena terapia para reforzar la confianza en mi misma...
y llegados a éste punto, me pregunto...¿cómo la seguridad en una misma puede acabar en manos de...una bufanda de lana!? Ups! creo que hay algo que está fallando...


0 comentarios:

Publicar un comentario