De vuelta!

On Your Porch by The Format on Grooveshark
Ya no recordaba lo que era escribir una entrada en el blog...con lo que yo lo echaba de menos! Pero supongo que de vez en cuando uno necesita hacer una parada para volver con más fuerza. Entre las vacaciones, la vuelta y alguna otra cosilla más, lo he ido posponiendo. A eso hay que añadir que de repente se me desmontó el blog; reconozco que esto no se me da del todo bien, así que desistí y fue el momento de hacer una pausa.
Pero después de unas vacaciones que han traído aire fresco y renovador, un poco de reflexión y poniendo las cosas en orden, aquí estoy otra vez.
Este año mis vacaciones las he pasado en Grecia, bueno, parte de ellas, porque también estuve una semanita en el País Vasco. Pero las que me trajeron aire fresco fueron las primeras. Y me trajeron aire fresco porque decidí hacerlas a mi aire. Aprovechando que tenía que viajar porque un amigo me había invitado a su boda, me saqué el billete dos semanas antes, y sin reservar apenas nada (sólo tenía las dos primeras noches y las dos últimas), me planté en Thessaloniki con tan sólo una mochila a mis espaldas pero con un montón de días por delante, y con ganas de vivir algo diferente. Y tengo que reconocer que se convirtió en un viaje maravilloso donde conocí a un montón de gente y donde disfruté de poder improvisar cada minuto, sin ningún plan y decidiendo sobre la marcha.
Era la primera vez que estaba en Grecia, pero tengo claro que no será la última. Es un país que lo tiene todo. Los paisajes son espectaculares, la gente es encantadora y siempre que pueden te ayudan, la gastronomía increíble...en fin, 100% recomendable!

Y mientras disfrutaba de mi aventura recibí un precioso regalo de mi padre, este poema no podía reflejar de mejor manera lo que estaba viviendo:
Itaca de C.P. Kavafis 
 Cuando emprendas tu viaje a Itaca 
 pide que el camino sea largo, 
 lleno de aventuras, lleno de experiencias. 
 No temas a los lestrigones ni a los cíclopes 
 ni al colérico Poseidón, 
 seres tales jamás hallarás en tu camino, 
 si tu pensar es elevado, si selecta 
 es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo. 
 Ni a los lestrigones ni a los cíclopes 
 ni al salvaje Poseidón encontrarás, 
 si no los llevas dentro de tu alma, 
 si no los yergue tu alma ante ti. 

Pide que el camino sea largo. 
 Que muchas sean las mañanas de verano 
 en que llegues -¡con qué placer y alegría!- 
 a puertos nunca vistos antes. 
 Detente en los emporios de Fenicia 
 y hazte con hermosas mercancías, 
 nácar y coral, ámbar y ébano 
 y toda suerte de perfumes sensuales, 
 cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas. 
 Ve a muchas ciudades egipcias a aprender, 
a aprender de sus sabios. 

Ten siempre a Itaca en tu mente. 
 Llegar allí es tu destino. 
 Mas no apresures nunca el viaje. 
 Mejor que dure muchos años 
 y atracar, viejo ya, en la isla, 
 enriquecido de cuanto ganaste en el camino 
 sin aguantar a que Itaca te enriquezca. 

Itaca te brindó tan hermoso viaje. 
 Sin ella no habrías emprendido el camino. 
 Pero no tiene ya nada que darte. 

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado. 
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia, 
 entenderás ya qué significan las Itacas.


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